China y la mayor granja solar flotante a nivel mundial
China, que corresponde a la segunda mayor economía a nivel mundial, cuenta, en otras esferas, con cifras nada auspiciosas a su haber, como formar parte del listado de los peores índices de contaminación atmosférica del mundo, que según informaciones científicas, podrían ser causantes de alrededor de un tercio de las muertes que se producen en el país, así como a la reclusión de sus habitantes en hogares y aulas de colegios, para evitar tomar contacto con todos esos gases tóxicos.
Una de las mayores causas de contaminación corresponde a la industria del carbón, que se quema con fines energéticos, para alimentar las centrales termoeléctricas y en la industria del acero.
Las medidas gubernamental contra la contaminación
Pero para remediar esta complicada situación, se ha convertido en el país que más fondos destina para el desarrollo y utilización de energías renovables a nivel mundial.
El gobierno chino se comprometió a gastar USD 360 mil millones en proyectos que involucren directamente la generación de energía limpia, ya sea del tipo solar, hidroeléctrica o eólica, de aquí al año 2020, con la creación de unos 13 millones de nuevas fuentes de trabajo.
Para la utilización en zonas desérticas y para bosques lluviosos pero con alta irradiación solar, se están desarrollando nuevos tipos de paneles solares específicos, ya que según las palabras de Wu Changhua, director de Greater China para Climate Group: «China está liderando el camino en términos de encontrar soluciones verdes».
Aparte de crear nuevas tecnologías verdes, China sabe, mejor que nadie, producir dispositivos en masa, a gran velocidad y con una eficiencia impresionante. Esto se ha manifestado con los paneles solares, que fueron inventados por científicos estadounidenses en la década de los setenta, que fueron tomados por este gigante asiático, incrementando ostensiblemente su producción.
Esta enorme producción fue la causante que su precio decayera en un 80% en los últimos dos años, conforme la demanda ha ido duplicándose a nivel mundial. Esto ha llevado a que, actualmente, cuatro de cada cinco módulos para paneles solares provengan de fábricas chinas.
Las granjas solares flotantes en China
La instalación de paneles solares no está circunscrita a tierra firme, ya que la instalación en cursos de agua, como enormes granjas flotantes, está siendo utilizada desde hace tiempo en países como Japón, Reino Unido e Israel.
China les ha dado un uso intensivo, aprovechando sus múltiples ventajas:
- El aumento de su eficiencia en aproximadamente un 10%, debido a las temperaturas más bajas por encontrarse en agua, que actúa como un medio para disipar la generación excesiva de energía térmica.
- Al carecer de polvo y suciedad en el medio que las rodea les permite a los paneles solares permanecer limpios por mayores períodos de tiempos, que ahorra trabajo extra de mantenimiento.
- Cuando es necesario realizar su limpieza, simplemente se recurre al agua del entorno, ahorrando considerable tiempo e insumos.
- Si estos paneles se instalan en un depósito de agua potable, debido a la superficie que cubren, ayuda a disminuir de forma importante el fenómeno de evaporación, optimizando el uso de estas fuentes.
- Las fuentes de agua, al ser superficies subutilizadas, resultan ser muy baratas.
Medidas económicas estatales de China
Toda esta masificación se logró gracias a las medidas de los bancos estatales chinos, que han realizado préstamos por al menos USD 18,000 millones con una tasa de interés muy baja para los fabricantes de tecnología solar, así como el otorgamiento de fábricas liberadas del pago de alquiler.
Bajo estas condiciones tan auspiciosas, la producción china ha pasado a tener un enorme impacto en otros países, que eran tradicionalmente productores y consumidores de esta tecnología, como son los E.E.U.U.
Repercusiones en E.E.U.U. de esta escalada productiva
Pero todos estos costos tan reducidos obtenidos por las fábricas chinas han resultado ser un verdadero dolor de cabeza para los E.E.U.U., que llevó incluso al gobierno de Obama y de la Unión Europea a hacer acusaciones contra China de vender este tipo de tecnología en exceso y bajo el costo de producción, hecho que Beijing negó categóricamente.
Para frenar esta invasión de paneles solares chinos, E.E.U.U. ha impuesto restricciones arancelarias a las importaciones, aplicando medidas antidumping de hasta un 78%.
Pero estas medidas arancelarias no tuvieron el efecto deseado, ya que dos de los principales fabricantes alemanes de paneles solares con sede en E.E.U.U.-Suniva y SolarWorld- se declararon en bancarrota en los meses de abril y mayo, respectivamente.
Pero estas compañías siguen a la espera de una petición que elevaron a Trump, basados en la sección 201 del Tratado de Comercio de 1974, a fin que se impongan tarifas más restrictivas que frenen las importaciones.
Dado el aspecto relevante de la fabricación y uso de esta tecnología, Juergen Stein, presidente de SolarWorld Americas, manifestó en un comunicado: “La industria solar estadounidense no puede darse el lujo de regalar el futuro de las industrias críticas de fabricación de energía renovable».
Si bien, pese a la notoria merma de producción local de paneles solares en E.E.U.U., esta industria verde sigue proveyendo un número importante de fuentes de trabajo, ya que uno de cada cincuenta nuevos puestos de trabajo relacionados con la instalación y el mantenimiento de estos paneles fueron generados en el pasado 2016. Esto se debe a su posición de vanguardia en cuanto a instalaciones privadas, que llega a un millón de paneles solares dispuestos en casas particulares y negocios.
El cálculo de la Asociación de Industrias de Energía Solar de EE.U.U. indica que unos 88,000 empleos, que representan aproximadamente a un tercio de los puestos laborales relacionados con la energía solar podrían perderse, en la eventualidad que Trump acogiera la petición de la Sección 201.
También afectaría la producción de un gran número de decenas de gigawatts de energía verde para el futuro del país. Así lo expresa Abigail Ross Hooper, quien es Presidente y CEO de SEIA: «En lugar de ayudar a la industria, la acción mataría a muchos miles de empleos en Estados Unidos y pondría fin a miles de millones de dólares en inversión privada».
Si bien, todo apunta a que la fabricación de paneles solares por parte de E.E.U.U. no se tornaría súbitamente en una industria de alta competitividad, aunque aplicara la Sección 201, además, según expresa Zheng Minjie, fundador de la firma solar Marsrock, ubicada al sur de China, en Xiamen:»Si Trump introduce tarifas más altas, simplemente las evitaríamos exportando a otros países primero y luego vendiéndolas a los Estados Unidos».
La realidad productiva de China
Pero el panorama para China también representa desafíos en cuanto a las pérdidas de fuentes laborales producto de la restricción productiva para las empresas del acero y el carbón.
Actualmente, China consume el 50% de la producción de carbón mundial y el 70% de la producción de electricidad proviene del trabajo de los mineros de carbón, que se estiman en unos cuatro millones. Si bien China cuenta con la cuarta capacidad global para producir energía solar, esta fuente sólo aporta el 2% de la energía eléctrica del país.
En este ambiente creciente y de cambio continuo, China aún tiene que hacer unos cambios de infraestructura y de índole operacional, para aprovechar su gran capacidad de producción energética, que no va a la par con el sistema primitivo de la red de distribución, que se encuentra fragmentada, posibilitando que sólo se prioricen las centrales eléctricas en las cercanías de las ciudades, ya que las turbinas eólicas y solares sirven solo como un medio de recarga, al encontrarse muy distantes.
Según estos datos, Greenpeace calcula que China, durante el año 2016 desperdició sus energías sustentables en una cantidad tal que hubiese alimentado a la ciudad de Beijing por todo un año.
Pero aires frescos de cambio se están empezando a respirar, ya que planes para establecer más un centenar de centrales termoeléctricas a base de carbón sufrieron la cancelación a comienzos de este año.
Eso significa menos contaminación, más fuentes de trabajo en la industria verde para suplir la creciente demanda de energía eléctrica y de aire respirable para la población.
Con información de TIME