En una conferencia de industria celebrada en Barcelona el martes 16 de este mes, Ivan Glasenberg, CEO del 3er mayor productor de cobre del mundo, indicó que estamos viviendo “una revolución de autos eléctricos” que implicará un aumento en la demanda global de cobre y litio en las próximas décadas.
En el continente europeo las ventas de autos con combustibles alternativos –que abarcan vehículos eléctricos e híbridos– han aumentado en un 36% en el primer cuarto de 2017, según datos de la Asociación Europea de Productores de Automóviles. Esta demanda se ve reflejada en las inversiones de grandes fabricantes como Volkswagen y Daimler, que han destinado más de 9 mil millones dólares cada uno para la producción de este tipo de vehículos.
“Casi todos los productores de autos están aumentando su inversión en vehículos eléctricos, mientras los gobiernos adoptan objetivos de reducción de emisiones cada vez más ambiciosos”, explica Glasenberg. En este clima, China se posiciona como el líder global en autos eléctricos, proyectando 5 millones de ventas y 4.8 millones de estaciones de carga para 2020.
Se espera que con el crecimiento de esta industria también crezca la demanda de materiales esenciales para su construcción, procedentes de la industria minera. Los motores de los vehículos convencionales requieren de aproximadamente 20 kilogramos de cobre, mientras que para los eléctricos la cantidad asciende a 80 kilogramos. Además, las baterías de estos autos contienen unos 38 kilogramos de cobre, 11 kilogramos de cobalto y 11 kilogramos de níquel.
Un informe de los consultores Mckinsey indica que, a excepción de una sustitución a gran escala del aluminio u otros materiales, o un aumento significativo del reciclaje, la demanda mundial primaria de cobre podría llegar a 31 millones de toneladas en 2035.
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