Después de que Francia anunciara este mismo mes sus planes para prohibir todos los vehículos impulsados por combustibles fósiles, Inglaterra se sumó a la misma iniciativa: hacia 2040 todos los autos que utilicen gasolina o diésel no podrán circular, ni ser vendidos en este país.
La iniciativa es parte de los planes de reducción de emisiones que asumieran más de treinta países a raíz de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en su edición número XXI; y de la creciente y alarmante calidad del aire en estas naciones, especialmente en sus zonas urbanas.
A través del periódico The Guardian, el gobierno británico reconoció que: “la mala calidad del aire es el mayor riesgo sanitario y medioambiental al que nos estamos enfrentando: las consecuencias que tiene para la población nos obligan a tomar medidas drásticas, aplicables al menor plazo posible”.
La estrategia es parte de un plan mayor de limpieza de aire en zonas urbanas, que en meses recientes había considerado el cobro de un impuesto a los conductores de vehículos a combustión interna, siempre que entraran a una zona de aire limpio, conocida como Clean Air Zone.
La poca viabilidad política de esta medida, y su débil impacto real en el ambiente, obligó a los ministros ingleses a reconstruir la estrategia, cuya versión final será publicada en un par de semanas por el gobierno británico.
Por el momento, se sabe que existe una inversión fuerte que asciende a 3000 millones de libras, para el saneamiento del aire en zonas específicas de las carreteras inglesas; la modernización del transporte público, el retrazado de algunas carreteras y la programación de los semáforos también se está considerando en la nueva política pública.
Sin embargo, el punto central y más fuerte de la nueva medida es, como dijimos arriba, la prohibición de los autos a gasolina, incluso los híbridos, hacia 2040. La decisión fue aplaudida por expertos; y el profesor David Bailey, de la Universidad de Aston, experto en la industria automotriz, aseguró que la medida tiene un plazo razonable, y es muy posible de lograr: “esto mandará un claro mensaje a la industria automotriz, y sentará un antes y un después en materia de transición energética”.
Otros países del viejo continente han adoptado planes similares, incluso con calendarios más ambiciosos, como Noruega, que planea tener sólo autos eléctricos en su flota para 2025; pero, mientras estos son sólo objetivos, la estrategia de Francia e Inglaterra es una prohibición real.
En este sentido, el gobierno inglés ha implementado nuevas estrategias para acelerar la adopción de vehículos eléctricos, tales como la instalación de estaciones de carga en gasolineras, que empezó alrededor del mes pasado; y un plan de crédito o subsidio para los nuevos compradores de estos dispositivos.
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