Si bien parece ampliamente aceptado el hecho de que los vehículos propulsados por baterías serán el futuro de la industria automotriz –con excepciones como la postura tomada por Toyota–, distintos actores se encuentran realizando esfuerzos para frenar este boom y retrasar un poco los alentadores pronósticos.
En primer lugar, prácticamente todas las fabricantes se opusieron a las reglamentaciones de Estados Unidos y China, principales impulsoras del futuro eléctrico. Por un lado, la Asociación Mundial de Fabricantes de Automóviles y la Alianza de Fabricantes de Automóviles, dos grupos que juntos representan a prácticamente la totalidad de la industria automotriz, presentaron una petición para que la EPA retire la reglamentación que demanda un requerimiento de 54.5 mpg para 2025, lo que obligará a las fabricantes a producir eléctricos para compensar las emisiones de sus otros vehículos. “La EPA está corriendo la regla en reacción a la elección de Trump, en lugar de tomar una decisión basada en datos”, exigieron.
Una situación parecida se dio con el mandato de vehículos cero emisiones (ZEVs) del gobierno de China, el mayor mercado de autos del mundo, que recibió por parte de casi todas las fabricantes la sugerencia de retrasar las fechas límite a partir de las cuales comenzará a regir la regulación. La idea de las autoridades del país asiático es lograr que los ZEVs representen el 8% de las ventas totales de dichas empresas para 2018 y el 12% para 2020.
Al mismo tiempo, grupos de propaganda cercanos al presidente Trump, como “Ciudadanos por la República”, han realizado alevosas campañas que apuntaron directamente al CEO de Tesla, Elon Musk. “Stop Elon from Failing Again” fue el nombre que eligieron para difamar a la empresa líder en EVs, acusando a su presidente de haber “defraudado al contribuyente estadounidense por más de 4.9 mil millones de dólares en forma de subsidios, subvenciones y otros favores”.
A todo esto se ha sumado “The Heartland Institute”, un think tank con base en Chicago que se define como “conservador y libertario”, pero que está popularmente asociado con estrategias de empresas que buscan impulsar sus ideas bajo supuestos sustentos científicos –tal es el caso de Philip Morris, cuando se permitieron poner en duda los riesgos del humo de cigarrillo en la salud, algo que les valió el apodo de “comerciantes de la duda” –. Teniendo en cuenta una filtración ocurrida en 2012 que reveló que recibían financiamiento de actores como General Motors, Exxon Mobil y Koch Brothers, no resulta demasiado sorpresivo conocer la editorial publicada en Detroit News y firmada por H. Sterling Burnett, investigador del instituto y ex asesor del Centro Nacional para el Análisis de Políticas de la Industria Petrolera.
El artículo contiene tantos errores que sería tedioso de ser refutado en su totalidad, pero sí se pueden destacar algunas oraciones totalmente falsas, como la que da inicio a la editorial: “Cuando ocurra la venta de su vehículo número 200,000 a fines de este año, los compradores de Tesla ya no podrán reclamar el crédito fiscal federal de 7 500 dólares por vehículo”. Partiendo de la base de que ni el propio Tesla sabe cuándo se llegará a dicha meta, es importante aclarar que los compradores podrán acceder a dicho crédito hasta un trimestre después de alcanzado el objetivo e, incluso, contarán con la opción de adquirir un crédito de impuesto reducido durante el período de un año.
Otra de las tristes afirmaciones reza que “el cambio a autos eléctricos simplemente cambia las emisiones del escape del auto a la chimenea”, algo desmentido en numerosos estudios de instituciones serias, como es el caso de Imperial College of London, que concluyó que los eléctricos generan menos de la mitad de las emisiones de dióxido de carbono que los vehículos convencionales e híbridos más limpios de la carretera.
Parecería ser que los ataques recibidos por organizaciones sumamente cuestionadas y financiadas por polémicos sectores de la economía estadounidense no hacen más que reafirmar que la empresa de Elon Musk está en el camino correcto.
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