Los investigadores de últimas tecnologías en vehículos aéreos no tripulados centraron esfuerzos en encontrar posibilidades de impulso «permanente» de vuelo de drones solares que cumplieran con el requerimiento de una mínima cantidad de luz del sol, durante 24 horas del día y que pudieran adaptarse a la iluminación natural de Groenlandia.
Con este propósito, se implementó una aplicación en el dron solar cuya función es que este se mueva mediante energía solar y que su periodo de vuelo sea indefinido, por lo que la meta central del proyecto del Laboratorio de Sistemas Autónomos (ASL) es realizar vuelos de varios días con una sola pieza, además, desde la perspectiva del fabricante consiste en autenticar la practicidad del dron en la cotidianidad. Anteriormente, el grupo realizó pruebas con un proyecto denominado “Primer vuelo solar en el Ártico” el 20 de junio.
El Laboratorio de Sistemas Autónomos (ASL), el diseñador del avión no tripulado y los glaciólogos de ETH Zurich se reunieron para probar el último modelo hecho con energía solar, el AtlantikSolar, y para monitorear los glaciares en Groenlandia. El 20 de junio, comenzó la primera prueba de 24 drones solares en el Ártico.
A las seis horas del vuelo, alrededor de la una de la madrugada del 21 de junio, llegó la niebla. Eventualmente, esto obligó al equipo a interrumpir la misión, 13 horas después del vuelo. Los ingenieros señalaron que el dron funcionó bien a pesar de las muchas horas de condiciones nubosas y ventosas durante ese vuelo.
La batería se mantuvo más del 60% en el aterrizaje: los diseñadores de ASL piensan que esto se amplía a 24 horas de vuelo. El dron también mostró su potencial para aplicaciones comerciales. El 3 de julio, el AtlantikSolar, ahora bajo la dirección del equipo de glaciólogos, voló a un área de investigación y comenzó una exploración fotogramétrica. En los vientos más fuertes, AtlantikSolar voló durante 5 horas y 230 km. Y aterrizó casi completamente cargado.
Sin embargo, el fabricante aseguró: «Las plataformas de vuelo con energía solar aún no han demostrado su aplicabilidad en el mundo real”.
Finalmente, en este viaje se encontró una peculiaridad: el mapeo de AtlantikSolar reveló una gran grieta río arriba en el frente. Unos días más tarde, algunos colegas glaciólogos fueron a Bowdoin y a pesar que controlaron la propagación de la grieta, esta colapsó repentinamente.
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