Como hemos advertido anteriormente, las estrategias operativas de la firma americana Tesla no son las comúnmente adoptadas por el resto de sus competidores. El anuncio más reciente de la firma es el de sus planes de expansión en infraestructura de carga, centrada en establecimientos públicos; el plan, sin embargo, es mucho más generoso de lo que originalmente se había pensado.
La compañía opera dos redes distintas de carga: una para viajes largos, y una de cargas rápidas ideal para la ciudad. La primera lleva por nombre Supercharger Network. Esta red es la que usuarios pueden encontrar en estaciones de servicio, y que es ideal para viajes largos debido a sus cortos tiempos de carga, y al grado de autonomía que otorga.
La segunda red de carga es conocida como el Destination Charging Network, que comprende el Conector Tesla de Pared (Tesla Wall Connector), y que está instalada en establecimientos públicos como restaurantes, hoteles o tiendas de autoservicio. Esta red está diseñada para tiempos cortos de carga, ideales para la ciudad.
Esta red de conectores es la que Tesla distribuye e instala sin costo para los establecimientos. Según los reportes de medios internacionales, Tesla instala hasta dos conectores por establecimiento, aunque pueden ser más. Esto es una estrategia poco usual para una firma automotora: los dueños de establecimientos públicos no sólo añaden valor a sus inmuebles, sino que pueden captar una mayor clientela con el valor agregado que ofrecen.
Estos conectores, al ser originales de Tesla, sólo pueden ser utilizados por estos vehículos. Sin embargo, lo que comienza a verse a lo largo y ancho de los mercados en donde Tesla opera, sobre todo el americano, es que los establecimientos poseen Conectores Tesla de Pared, y otros universales que puede utilizar cualquier vehículo eléctrico.
Estos conectores universales también son proveídos por Tesla. En orden de expandir la red de carga, Tesla, en estricta teoría, provee también cargadores para la competencia. Según los testimonios de los dueños de establecimientos en donde los cargadores de Tesla operan, fue sugerencia de la compañía que se añadieran también los universales, llamados Clipper Creek Charger, sin costo adicional.
Según el contrato de Tesla, la compañía ofrece equipo e instalación, sin costo y libre de impuestos; además de cursos y asesorías en materias de seguridad y mantenimiento. Los propietarios del establecimiento en cuestión, además, se vuelven los dueños de los conectores; aunque claro, los costes por electricidad corren por su cuenta.
Añadir a la competencia a la red propia: razonamiento de Tesla
Esta estrategia de posicionamiento ya había sido anunciada por los directivos de la compañía, de hecho se había discutido por años la posibilidad de que Tesla incluyera a otras marcas de autos eléctricos en las compatibilidades de su red Supercharger, pero no había llegado a nada fructífero.
Sin embargo, en semanas pasadas el CTO de Tesla, JB Straubel, durante la Q&A at Midwest Renewable Energy Association’s 28th Annual Energy Fair, en Wisconsin, habló al respecto: “estamos en conversaciones muy activas con otros desarrolladores de autos para que ellos puedan unirse a nuestra red Supercharger”.
Ya en 2015, en una conferencia de prensa, el CEO de Tesla, Elon Musk, había anunciado lo mismo. Si bien no llegó a nada en lo inmediato, la red de Tesla siguió expandiéndose hasta convertirse en la líder del mercado.
El principal problema que enfrentaba era la demanda: era demasiada. Los dueños de un Tesla tenían que hacer largas filas para poder acceder a la red, así que, de primer momento, no había mucho sentido en añadir todavía más vehículos.
Con esta nueva estrategia, sin embargo, la corporación ha logrado matar varios pájaros de un solo tiro: no sólo incluye a más automóviles eléctricos en la red de carga, expandiéndola sin sobrecargarla, sino que ofrece valor económico a los empresarios y dueños de tiendas, creando una cadena de valor expandida, que generará réditos redondos.
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