Después de muchos meses en suspenso, el primer mandatario estadunidense, Donald Trump, cumplió su promesa electoral de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, signado por 195 países del globo.
Las razones que esgrimió el presidente americano fueron que el Acuerdo no resulta beneficioso para la industria de su país; ya que el Acuerdo exigía más a Estados Unidos que a otros países, poniéndolo así en desventaja.
Según Trump, el precio de un acuerdo como el de París terminaría siendo pagado por los trabajadores y contribuyentes americanos.
“El Acuerdo no solamente afecta a nuestras fábricas y a nuestra industria, sino que impone restricciones económicas a nuestros ciudadanos, y fracasa en aspirar a nuestros ideales. Como una persona a la que interesa mucho la economía del país, no puedo permitir que eso suceda”.
Esas fueron sus palabras durante la conferencia de prensa. Afirmó además, que la decisión fue tomada por su pueblo, que se estaba siguiendo la voluntad popular; pese a que un reporte reciente de la Universidad de Yale, muestra un margen a favor del Acuerdo de 5 a 1; y entre republicanos: de 2 a 1.
Trump aseveró que el Acuerdo funcionaba como una redistribución masiva de la riqueza americana entre muchos países. “Yo fui elegido para representar a los ciudadanos americanos, no a los parisinos”.
El vicepresidente, Mike Pence, por otro lado, dijo que anuncio de su presidente busca una reactivación importante de la economía: la creación de nuevos empleos y el fortalecimiento del mercado bursátil, ya que el acuerdo, según sus palabras, impone importantes cargas económicas y financieras a su país.
De esta manera Estados Unidos se une a Nicaragua y Siria como los únicos países que componen la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en no firmar el acuerdo, logrado con plácemes de la comunidad internacional en 2015.
Las reacciones
Minutos después del anuncio de la casa blanca, los primeros mandatarios de Alemania, Francia e Italia hablaron al respecto y dijeron que nada en el Acuerdo puede ser renegociado. Esto, a razón de que Trump se inclinó por firmar una segunda versión del tratado, que no afectará a las actividades económicas de Estados Unidos.
Un texto suscrito por la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés Emmanuel Macron; y el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, fue publicado posterior al anuncio de Trump. En él, decían, nada puede ser renegociado, ya que el Acuerdo “es un instrumento vital para el planeta”.
Incluso, la canciller alemana realizó llamadas telefónicas a todos los países que componen el Acuerdo, con el fin de redoblar esfuerzos en contra del cambio climático.
El expresidente americano, Barack Obama, también habló al respecto: «aunque este gobierno se une a un puñado de países que rechazan el futuro, confío en que nuestros estados, empresas y ciudades darán un paso al frente», dijo, a través de un comunicado.
Añadió que, hace un año y medio, el mundo se unió a través del acuerdo parisino para poner fin a la mayor amenaza mundial de nuestro tiempo, y con ello, proteger el planeta que habrá de quedar para postreras generaciones.
Países como China, la India y Rusia, reiteraron en horas recientes que mantendrán su compromiso en el tratado.
Por otro lado, hubo una disidencia importante: la de Elon Musk. A través de su cuenta de Twitter, el ingeniero y principal socio de Tesla anunció su partida de los Consejos Presidenciales. “El cambio climático es real, dejar el Acuerdo no es bueno ni para Estados Unidos ni para el planeta”.
Las características del Acuerdo
El Acuerdo de París fue alcanzado durante la vigésimo primera edición de la Conferencia de las Partes (COP21), de la CMNUCC, en 2015 pasado; y fue considerado como uno de los mayores logros de nuestro tiempo ya que por primera vez los países más contaminantes (China, India y Estados Unidos) se alineaban bajo un solo objetivo: el de evitar el calentamiento progresivo del planeta, muy por debajo de los dos grados centígrados.
Uno de sus puntos más criticados, no obstante, es que no tenía una metodología clara de los caminos a utilizar para disminuir las emisiones: el objetivo era bueno, pero no había un camino claro.
Empero, para los expertos, ese era precisamente su punto fuerte: si bien grandes naciones tenían dificultades en aceptar acuerdos anteriores, debido a que se les imponían medidas duras por sus grandes economías; y a las pequeñas se les impedía contaminar, como lo hicieran las grandes, en orden de alcanzar el desarrollo; el acuerdo de la COP21 no imponía objetivos diferentes para los acordantes: era un acuerdo más horizontal.
Esa fue la razón por la que fue signado por tantas naciones.
La influencia de la industria petrolera
Para justificar su decisión del día de hoy, el presidente Trump citó un estudio que proyectaba los costos que tendría para el país mantener las emisiones de carbón en un nivel mínimo. Ese estudio lo realizó la NERA Economic Consulting, y fue patrocinado por la American Council for Capital Formation y por el Instituto de Energía Siglo XXI, ambas instituciones enfocadas en la producción de petróleo.
No obstante, otros estudios realizados por institutos especializados demuestran lo contrario: el Fondo Monetario Internacional, a través de su estudio How Large Are Global Energy Subsidies?, demuestra que la simple tasación del carbón podría incrementar en 3.5% en Producto Interno Bruto global; o la Agencia Internacional de Energía Renovable, a través de su reporte “Perspectives for the energy transition: Investment needs for a low-carbon energy system”, demuestra que las economías podrían beneficiarse hasta en USD$19,000 millones de millones (trillion dollars), con la adopción de las tecnologías renovables; incluso una disminución del 70% de las emisiones carbónicas para 2050.
A pesar de la decisión del gobierno federal, los gobiernos de los estados han ratificado su apoyo al Acuerdo de París, y han declarado que redoblarán esfuerzos en su protección al planeta.
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