Un proyecto piloto llevado a cabo por LO3 Energy –una startup de tecnología energética radicada en Nueva York– en President Street, calle ubicada en la zona oeste de Brooklyn, uno de los 5 condados de la ciudad más poblada de Estados Unidos, ha demostrado que es posible establecer una red eléctrica autónoma manejada por los propios miembros de la comunidad. En esta prueba, aquellos vecinos que contaban con paneles solares en sus viviendas pudieron vender créditos ambientales a los residentes que carecían de su propio sistema de generación eléctrica, de manera directa y sin necesidad de recurrir a la red nacional como intermediario. “Esto significa tomar ventaja de algo totalmente gratuito, que ayuda a la atmósfera, al país y a la comunidad”, celebró Roger Ditman, propietario de una casa que cuenta con 16 paneles solares en su techo.
El sistema de Nueva York permite a los vecinos generar su propia energía, y luego vender el excedente a ConEd –la compañía proveedora de luz y gas de la ciudad–, que juega como intermediario entre el generador y el consumidor final. La idea de LO3 Energy fue, justamente, eliminar este paso medio, para conectar al comprador y al vendedor de manera directa, a través de una aplicación para dispositivos móviles. La tecnología elegida para realizar esta interfaz fue la misma que hizo posible el mercado del Bitcoin: se trata del “bloque de cadenas” o blockchain, una base de datos pública, distribuida y siempre sincronizada, que cuenta con certificados digitales. Estas cadenas en bloque están diseñadas para evitar su modificación una vez que un dato ha sido publicado, usando un sellado de tiempo confiable y brindado un servicio seguro a todas las partes. La tecnología se utiliza en múltiples apps, que van desde aplicaciones para votar desde el teléfono, o sitios donde los músicos venden su arte a aquellos interesados de manera directa, hasta redes similares a Uber, donde hay una comunicación lineal entre choferes y usuarios. “La app actúa como postor en el mercado de energía, lo que permite a los consumidores determinar cuál es su voluntad a pagar por la electricidad”, explica Scott Kessler, Director de Desarrollo de Negocios en LO3.
La elección de Brooklyn como localidad para realizar la prueba piloto se debió, según la propia compañía, a dos razones. En primer lugar, se trata de una comunidad con alto grado de conciencia ambiental, no solamente por el nivel de instalaciones solares que integran las viviendas, sino también por la cantidad de créditos de energía renovables otorgados por ConEd en esta zona. En segundo lugar, una red de tales características, con sistemas de almacenamiento energético con baterías, podría ser muy útil en un barrio vulnerable a ser castigado por fenómenos climáticos como el Huracán Sandy, que significó un corte en el suministro energético por varios días. “La importancia reside en la resiliencia que provee”, explica un representante de LO3, y agrega que “luego de un desastre natural como Sandy, el microgrid ayudaría a la comunidad a ponerse de pie mucho más rápido”.
¿Cómo funciona la app?
Se trata de una interfaz que permite al usuario establecer el precio máximo que está dispuesto a pagar por día –Daily Max Cost–, y la aplicación le sugerirá la forma más barata de adquirir energías de fuentes renovables. También cuenta con un mapa en donde figuran todos los prosumidores –acrónimo formado por los términos “productor” y “consumidor”, que refiere a aquellos que consumen energía eléctrica y, a su vez, la generan– de manera que cada uno pueda ofrecer sus servicios a la comunidad de manera independiente. Otra faceta interesante es la posibilidad de sugerir lugares para la instalación de energías renovables, ya sea en una iglesia, una escuela, un edificio comercial o cualquier sitio potencialmente apto para tal fin. En este caso, la locación se somete a votación y, de conseguir la cantidad necesaria de votos, desde la propia aplicación se comunican con el dueño del lugar para negociar una posible instalación.
Con una fase piloto exitosa, el proyecto continuará con la inclusión de 300 casas y pequeños negocios, junto con 50 sitios de generación eléctrica –todos solares, a excepción de una pequeña turbina eólica–. Se cree que producirán unos 1.5 megawatts de energía, según estimaciones de la propia compañía. Se concluye entonces en que la intención no es abastecer grandes urbes sino, más bien, demostrar que un sistema de estas características puede ser llevado a cabo a pequeña escala, entre vecinos y conocidos.
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