Chile lidera el mercado mundial del litio y tiene la mayor reserva junto con Bolivia y Argentina
Con la creciente preocupación por los efectos del cambio climático a nivel mundial -con excepción del manifiesto desinterés del primer mandatario de los Estados Unidos, Donald Trump-, junto al inminente agotamiento de este combustible, por tratarse de un recurso no renovable, el reinado del petróleo está llegando a su fin. Dentro de este escenario, todo parece indicar que el nuevo líder energético sería el litio, el mineral más liviano del planeta, concentrado principalmente en el denominado “triángulo del litio”, zona conformada por el sur de Bolivia y el norte de Chile y Argentina.
El litio es un metal alcalino blando, ligero, con bajo punto de fusión y reactivo, que se utiliza en celdas satelitales, baterías recargables, autos híbridos, sistemas de energía nuclear y a nivel industrial -requerido para la producción de vidrio, cerámica, lubricantes, polvos de fundición, entre otros-. Su extracción puede ser realizada en yacimientos en vetas, a través de la perforación de la roca, obteniéndose un litio de mejor calidad, o mediante la evaporación en salmueras naturales, lográndose un grado inferior, pero a un menor costo. Este mineral es reciclable, aunque se trata de un proceso que aún no es rentable: se cree que el costo del litio reciclado es hasta 5 veces el precio de aquel obtenido por evaporación, según El Economista de México.
Respecto al mercado, y a diferencia de otros metales, el litio no se comercializa en bolsas internacionales, por lo que su precio depende de las negociaciones directas entre productores y compradores, a través de contratos de suministro a largo plazo. Según el sitio Metalary, desde 2012 se ha dado un crecimiento ininterrumpido del precio del litio, alcanzándose un máximo histórico de 9,100 dólares por tonelada métrica en el corriente año. Se cree que el boom estaría disparado por el éxito de Tesla -y de la industria eléctrica automotriz en general- y la consecuente demanda de litio para las baterías de los autos y para los sistemas de almacenamiento energético. El propio CEO de la fabricante estadounidense, Elon Musk, manifestó durante la presentación del nuevo Modelo 3 su intención de producir 500,000 vehículos al año, de manera que Tesla estaría absorbiendo “toda la producción de litio del mundo”, según sus propias palabras. Las mineras oyeron con atención, más teniendo en cuenta que este modelo ya cuenta con cerca de 400,000 pedidos.
En este esquema, Chile se presenta como productor líder, acaparando el 33% del mercado, según indicó Juan Carlos Zuleta Calderón, economista experto en litio, al diario boliviano Urgentebo. En segundo lugar, se ubica Australia que, junto al país andino, se encuentran destinando sus recursos al continente asiático, donde China, Corea del Sur y Japón se prestan como los países más consumidores. Respecto a las reservas mundiales, sucede que Chile, Bolivia y Argentina concentran más del 50% de las 40 millones de toneladas que conforman las reservas probadas de litio del planeta, lo que les valió el título de “triángulo del litio”, por su ubicación geográfica. Otros países de la región, como México y Brasil, están muy por debajo de esos valores, registrando unas 180,000 toneladas de litio respectivamente.
Lo llamativo es que Bolivia, que posee la reserva más grande del mundo en el salar de Uyuni, aún no ha ingresado en el mercado del litio. Los expertos adjudican esta particularidad a dos razones principales: en primer lugar, los depósitos están mezclados con magnesio, lo que dificulta y encarece su extracción; y, en segundo lugar, hay fuertes restricciones del gobierno a la inversión extranjera, con miras a retener un control importante de la industria. Hace años que el país ha puesto en marcha su “Plan para la Industrialización del Litio”, para producir cloruro de potasio y carbonato de litio grado batería, con pobres resultados. “Los principales problemas que enfrenta el proyecto boliviano del litio tienen que ver con la ausencia de recursos humanos calificados y tecnología relacionada con el aprovechamiento e industrialización del litio”, expresó Zuleta Calderón.
El caso de Argentina parece ser más claro, con un litio más puro -por tener concentraciones más bajas de magnesio- y un Estado más abierto a las concesiones privadas, por órdenes del ingeniero Mauricio Macri. El país, que posee un 17% de las reservas mundiales, ha avanzado en términos de exploración geológica, con mineras como Albemarle, SQM y FMC radicándose en los salares de Antofalla, Jujuy y Hombre Muerto respectivamente. “La Argentina ofrece una opción de inversión atractiva debido a sus depósitos de litio de alta calidad y un gobierno que apoya la producción eficiente en términos de costos”, dijo Fernando Ruíz Moreno, gerente financiero de Minera del Altiplano -subsidiaria bajo la que actúa Albemarle en el país-. Actualmente se producen unas 29,000 toneladas por año, lo equivalente al 15% de la producción global, aunque la meta del gobierno es triplicar la producción en los próximos 2 años.
En una industria de crecimiento evidente, gracias a la popularidad exponencial de los vehículos eléctricos e híbridos, y potenciado por las tendencias generales que están tomando los países hacia las energías renovables, Argentina y Chile están orientando sus arcas de manera clara. Resta saber si Bolivia, la región más rica en litio del mundo, tomará la misma dirección.